El autor, su tiempo, su obra

En momentos en que Armenia, víctima constante de los países imperialistas, estaba dividida entre Rusia, Turquía y Persia y su pueblo pasaba por un periodo de incertidumbre, nace en la provincia de Salmasd (Armenia persa), en 1853, Hagop Melik Hagopian, que luego adoptaría el seudónimo literario de Raffí.

Hay intelectuales que encarnan los problemas de su patria y que interpretan el pasado histórico de su pueblo, sus inquietudes del presente y sus anhelos y esperanzas del futuro. Intelectuales que surgen particularmente en los pueblos que ven su patria sometida al enemigo extranjero y que se preparan para el día de su liberación. Tal es el caso de Raffí para el pueblo armenio.

Novelista, poeta, tribuno, historiador, nadie como él ha logrado encender el espíritu del pueblo con su lenguaje apostólico y revolucionario. En sus obras, casi todas tomadas de la realidad nacional, se reveló como el exponente de la causa armenia e influyó hondamente en el destino de su pueblo, a quien no solamente le enseñó a abrazar los ideales de la patria, sino que también le trazó el camino de la liberación: "El loco", "Chispas", "Challalletin", "El Gato de Oro", "David Bey", "Las Memorias del Hurtacruz" y "Samuel" han brotado del suelo, de la historia y del idealismo armenio, y fijan un momento en la conciencia revolucionaria de un pueblo que va en pos de su verdadero destino.

La novela histórica ocupa un lugar primordial en la literatura de Raffí. La vida real, el grandioso pasado histórico y el mundo de los ideales han sido, generalmente, los motores de su pluma maestra. Su talento literario y el examen atento de la realidad le permiten describir la realidad con imágenes que conmueven a tal punto, que quienes leían su obra Chispas, decían: “¡cuánto ha visto ese humilde viajero desde el lomo de su burro!”

Entre la numerosa pléyade armenia Raffí ha conquistado un lugar privilegiado, no solamente como novelista, sino también como un intelectual progresista que, en una etapa incierta de la vida nacional, surgió para combatir el régimen feudal, la dictadura y la esclavitud que por entonces imperaban. El amor al pueblo ha sido la médula de su doctrina y de su exaltación nacional.

El pueblo, la masa –dijo– es una fuerza. Ella no puede soportar por mucho tiempo la mano inicua que la sojuzga. Finalmente se rebelará, destrozará sus cadenas y aniquilará el poder tiránico.

Raffí –dijo el escritor A. Chobanian– ha sido una de las más grandes figuras de nuestra antigua y moderna literatura; de esas singulares figuras cuya obra encierra la fuerza misteriosa de la inmortalidad.

Murió en 1888 a la edad de cincuenta y un años, y en el transcurso relativamente breve de su vida produjo esta obra, una de las glorias de la literatura armenia. Al darla a conocer al público de habla hispana creemos haber rendido el mejor y el más justo homenaje a quien luchó, vivió y murió por los ideales más sagrados y nobles.

El traductor